domingo, 13 de marzo de 2011

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Todos pedimos al menos un deseo al año, sobre las velas en nuestro cumpleaños. Pero algunos de nosotros pedimos más. Con alguna pestaña, lanzando una moneda en alguna fuente, a las estrellas...y de vez en cuando, alguno de esos deseos se vuelve realidad. Y luego ¿qué?, ¿Es tan bueno como lo deseamos? ¿Rozamos con ese deseo la gran fortuna de la felicidad? ¿O, nos damos cuenta que tenemos una larga lista de deseos esperando a ser deseados? No deseamos para tener las cosas fáciles, deseamos para tener grandes cosas. Cosas ambiciosas, que están fuera de nuestro alcance. Deseamos porque necesitamos ayuda y estamos asustados y después nos damos cuenta de que quizás, hemos estado pidiendo demasiado. Así que seguimos deseando, porque a veces, inesperadamente, fuera de todo pronóstico, aquello que deseamos se vuelve realidad...

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