Era fácil comprender que ahora cada uno tenía que seguir su camino por separado…
Mis rodillas se acurrucaron contra mi pecho y mi cabeza se reposo sobre ellas y llore, llore por desgracia, llore por esperanza, llore por desamor, llore por tristeza y por realidad. Ya no sentía mas su respiración tranquila... se había ido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario